En tiempos antiguos,existió una biblioteca en la ciudad egipcia de Alejandría. A lo largo de los siglos, había amasado una colección de todo el conocimiento y cultura humanas para esos tiempos. Mientras era solo accesible a la gente dispuesta a viajar a Alejandría, era el tesoro más grande de todos los tiempos, pero perdido para la humanidad.

Pero hoy, hemos reconstruído ese tesoro. Hemos construído la Biblioteca de Alejandría 2.0. No está disponible para todos, pero aún así dos billones de personas pueden acceder a todo el conocimiento colectivo y la cultura humana, además de contribuir a estos como iguales.

Al escribir este repositorio de conocimiento y cultura humanos, una niña de 9 años en Uruguay quien acaba de recibir su primera laptop es un igual frente a un hombre de mediana edad en la rica Suiza. Esta nueva biblioteca es, por lo tanto, también el más grande ecualizador que la humanidad ha inventado jamás.

Como en el debate de las bibliotecas públicas, esta ecualización es fuerte y deseable como resultado. Pero a diferencia del debate de las bibliotecas públicas, no le cuesta a los contribuyentes un sólo centavo. Toda la tecnología necesaria ya ha sido inventada, toda la infraestructura ya está en su lugar, y esos dos billones de personas ya tienen las herramientas que necesitan para acceder y contribuir a esta Biblioteca de Alejandría reconstruída.

De nuevo, como en el debate de las bibliotecas públicas, los que están bloqueando estos avances son unos pocos intereses con monopolios. El monopolio del copyright.

La Biblioteca de Alejandría 2.0 ya está aquí. Todo lo que tenemos que hacer es remover las prohibiciones de uso. ¿No es acaso el momento de remover las prohibiciones sobre la copia privada de forma total y mundial?

¿Saben? Es suficiente comenzar en un país para que los otros lo sigan.